domingo, 21 de noviembre de 2010

4-8

CAPITULO 4


  • "Dejandose llevar por los signos de la noche... deteniendose en las placitas confidenciales para besarse en los bancos o mirar las rayuelas"
  • "La Maga no sabía demasiado bien porque había venido a París y Oliveira se fue dando cuenta de que... lo mismo hubiera podido recalar en Singapur que en ciudad del Cabo; lo único importante era haber salido de  Montevideo,  ponerse frente a frente con eso que ella llamaba modestamente "la vida"... "
  • "...les hablaba un lenguaje entre tonto y misterioso"
  • "... era feliz a pesar de estar todo el tiempo exasperando por esa manera de no hacer las cosas como hay que hacerlas..."
  • "Todo el mundo aceptaba en seguida a la Maga como una presencia inevitable y natural, aunque se irritaran por tener que explicarle casi todo lo que se estaba hablando"
  • "Durante semanas o meses ... anduvieron y anduvieron por París mirando cosas, dejando que ocurriera lo que tenía que ocurrir, queriéndose y peleándose y todo esto al margen de las noticias de los diarios, de las obligaciones de familia y de cualquier forma de gravamen fiscal o moral" 
 
CAPITULO 5


  • "La Maga se apretó contra Oliveira y se miraron como tontos..."
  • “ pero la Maga sufría de verdad cuando regresaba a sus recuerdos y a todo lo que oscuramente necesitaba pensar y no podía pensar, entonces había que besarla profundamente, incitarla, y la otra, la reconciliada, crecía debajo de él y lo arrebataba, se daba entonces como una bestia frenética, los ojos perdidos y las manos torcidas hacia adentro, mítica y atroz… arrancando el tiempo con las uñas”
  • “ la forma más sutil de la gratitud, que se vuelve cariño canino”
  • y su vuelta al borde de la cama, imagen de una consternación progresiva que busca neutralizarse con sonrisas y una vaga esperanza…”
  • “puesto que no la amaba, puesto que el deseo cesaría”
  • “Se llegó así a saber que la Maga esperaba verdaderamente que Horacio la matara, y que esa muerte debía ser de fénix”
  • “andaban por tan opuestas cosas (y eso ella lo sabía, lo comprendía muy bien), entonces la única posibilidad de encuentro estaba en que Horacio la matara en el amor donde ella podía conseguir encontrarse con él, en el cielo de los cuartos de hotel se enfrentaban iguales y desnudos y allí podía consumarse la resurrección del fénix después que él la hubiera estrangulado deliciosamente, mirándola extático como si empezara a reconocerla, a hacerla de verdad suya, a traerla de su lado”

CAPITULO 6

·         “Los encuentros eran a veces tan increíbles que Oliveira se planteaba una vez más el problema de las probabilidades y le daba vuelta por todos lados, desconfiadamente”
·         “… y se reían como locos, seguros de un poder que los enriquecía”
·         “Así andaban, atrayéndose y rechazándose como hace falta si no se quiere que el amor termine en cromo o en romanza sin palabras. Pero el amor, esa palabra...”

CAPITULO 7


CAPITULO 8

·         Una alegría absurda nos tomaba de la cintura, y vos cantabas arrastrándome a cruzar la calle…”

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